REFLEXIONES DE ISIDRO MORENO, ABOGADO, SOBRE LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES DEL COLEGIO DE ALCALA Y DE MADRID

POR QUÉ JOSE MARÍA ALONSO Y ANGEL LLAMAS GANARON LAS ELECCIONES ICAM E ICAAH

Se ha producido una coincidencia en el resultado de las elecciones recientemente celebradas en los Colegios de Abogados de Madrid y de Alcalá de Henares, y es que, en ambos casos, ha perdido la canditatura “oficialista” o “continuista”, es decir, aquella lista que presentaba la Junta de Gobierno saliente en todo o en parte, fenómeno poco frecuente, pues lo habitual suele ser precisamente lo contrario, ya que las canditaturas continuistas se nutren de la inercia y de ciertos resortes del poder  de los que carecen las listas alternativas, de forma que, podríamos decir, éstas últimas “nadan contra corriente”. ¿Cuáles han sido, pues, las claves de las dos victorias electorales?

Empezando por Alcalá, el Decano electo, tanto por su por condición de Presidente de CEAT, Confederación Española de Abogados de Turno de Oficio en la que está integrado ALTODO, como por  haber incorporado en su canditatura a un representante de nuestra Asociación,  Gustavo García Tabarés, ha logrado movilizar a su favor el numeroso voto del abogado de oficio (allí proporcionalmente mucho más numeroso que en Madrid); su alianza, además, con ABRE (Asociación de Abogados Reformistas de Alcalá) y con los abogados jóvenes, representados en éste caso por la candidata electa, Maia Román, ha sido determinante para lograr la victoria frente al candidato continuista, Vicente Sánchez, que también gozaba de prestigio y simpatía entre muchos potenciales votantes, incluida la Junta Directiva de nuestra Asociación, con quien el Decano saliente siempre mantuvo buenas relaciones y un respeto y consideración recíproca. Sin embargo, el electorado alcalaíno ha considerado que era el momento de la renovación, de dar una oportunidad al aire nuevo y fresco que representaba el también respetado, valorado y conocido candidato Angel Llamas, quien ha aprovechado la oleada de descontento de muchos compañeros que no entendían cómo era posible que un Colegio que tanto ha crecido en número de colegiados siga prácticamente intacto en infraestructura y personal al servicio de esos mismos colegiados, con el consiguiente deterioro en las prestaciones que perciben a cambio de su cuota colegial.

Por lo que respecta a Madrid, la clave del éxito de la canditatura encabezada por José María Alonso Puig fue, en opinión del autor, su capacidad y determinación para fusionar en una sola lista todas las sensibilidades de la abogacía madrileña. A diferencia de la canditatura oficialista, encabezada por Javier Iscar, Alonso contó con el colectivo de abogados jóvenes, ofreciéndoles no solo voz, sino también voto. Durante la pasada “legislatura”, la Junta de Gobierno saliente no solo no ofreció voto al numeroso colectivo de abogados jóvenes, integrado por más de 5.000 miembros, sino que ni siquiera les ofreció voz, prohibiéndoles su presencia en las reuniones de Junta de Gobierno a pesar de que  los Estatutos del Colegio de Abogados de Madrid permiten esa posibilidad (Art. 22: “ la Agrupación de Abogados Jóvenes será objeto de especial atención por la Junta de Gobierno…el Presidente del Grupo de Abogados Jóvenes podrá asistir a las reuniones de la Junta de Gobierno y concurrir a sus deliberaciones, con voz pero sin voto, salvo cuando se trate de asuntos relativos a régimen disciplinario y de honorarios, así como de asuntos que, a criterio del Decano, deban ser deliberados exclusivamente por los miembros de la Junta de Gobierno”), actuando, por tanto, en contra del espíritu de la norma, que es precisamente el de otorgar a la abogacía joven el protagonismo que merece y que el propio Estatuto les reconoce. Tendencia y filosofía que el candidato Iscar no modificó, puesto que ninguno de sus candidatos representaba al colectivo, como tampoco su programa electoral incluía propuestas serias y realistas al respecto. Alonso, en cambio, les incluyó en su lista, con dos candidatos de primer nivel en la historia del movimiento reivindicativo de la abogacía joven, uno de ellos, Juan Gonzalo Ospina, ex presidente de la Agrupación de Jóvenes Abogados de Madrid, demostrando así con hechos, y no con meras palabras, su firme apuesta y compromiso con el colectivo.

Alonso contó también con el colectivo de los abogados del Turno de Oficio, integrando en su canditatura a tres miembros de la histórica Asociación de Letrados por un Turno de Oficio Digno (ALTODO), cuya trayectoria de más de 12 años en la primera trinchera del movimiento reivindicativo de dicho colectivo es sobradamente conocida. Es más, a uno de sus representantes, Begoña Castro Jover, la elevó al rango de candidata a Vicedecana, con la particularidad de que ésta formó parte de la Junta de Gobierno saliente, siendo la Diputada encargada del área de Turno de Oficio y Deontología del Colegio en representación de ALTODO; el segundo representante de ALTODO, Eugenio Ribón Seisdedos, fue Vicepresidente de la Asociación en 2012, y uno de los principales artífices de aquella victoria electoral y del Pacto Electoral y de Gobierno alcanzado con la entonces candidata, Sonia Gúmpert  Melgosa. Eugenio, además, fue fundador y Presidente de la Sección de Consumo del ICAM, látigo implacable de la Banca y sus cláusulas abusivas, firme defensor de los derechos de los consumidores, y luz que iluminó los escritos de muchos letrados en el ejercicio del derecho de defensa frente a las entidades financieras; los cursos que se impartieron tanto por él mismo como por los ponentes que él seleccionaba para su Sección, y la dedicación y generosidad de Eugenio en sus tareas docentes, dejaron huella en centenares de compañeros, que vieron con agrado su presencia en la canditatura de Alonso. Eugenio representaba simultáneamente a la plataforma “Somos Abogados”, creada y dirigida por él mismo y por otro de los candidatos de Alonso, el electo Diputado/Secretario de la Junta, Ignacio Monedero; dicha plataforma nació con un espíritu crítico – constructivo a mitad del mandato de la Junta saliente, con la finalidad de mejorar el Colegio y hacerlo más transparente, democrático y eficaz, y arrastró también un buen puñado de votos en favor de Alonso; la “dimisión” o más bien cese inducido de Eugenio en el último tercio del mandato de la Junta saliente al parecer tras presiones recibidas desde la Sección de Derecho Bancario del propio Colegio, según se desprende del texto de su carta de dimisión, produjo perplejidad y desazón en muchos compañeros, y a buen seguro fue un dato tenido en cuenta por muchos de ellos a la hora de emitir su voto.

La tercera candidata por ALTODO, Lola Fernández Campillo, es una experimentada letrada adscrita al Turno de Oficio desde hace más de 25 años, muy conocida y querida entre los compañeros del Turno de Oficio, y con una estrecha relación con el numeroso colectivo de letradas vinculadas a la Asociación de Mujeres Juristas Themis, que además aportaba otra candidata, Angela Cerrillos Valedor, lo que probablemente inclinó a favor de Alonso el voto de muchas de las compañeras integrantes de éste colectivo.

Alonso, por otra parte, asumió íntegramente el programa electoral sobre Turno de Oficio elaborado por ALTODO, demostrando así también con hechos, y no con meras palabras, su firme apuesta y compromiso con un colectivo integrado por otros 5.500 abogados. Entretanto, Iscar hablaba de “comisiones de trabajo”, pero privaba de voz y, sobre todo, de voto en las reuniones de Junta de Gobierno al colectivo, y en concreto, a la Asociación que contribuyó de forma decisiva a la victoria electoral en 2012.

Pero además de éstos dos colectivos (abogados jóvenes y abogados de oficio), que por si solos suman un potencial de voto conjunto en torno a los 10.000 colegiados, y que de forma mayoritaria se inclinó a favor de la canditatura que resultó ganadora tras constatar su representativa presencia en la misma,  Alonso incorporó representantes de grandes despachos, como es el caso del propio Alonso, socio y Director de Backer & Mackencie y anteriormente de Garrigues, o Isabel Zapata por Cremades, con la finalidad de que en la Junta de Gobierno se sintiera representado también el numeroso colectivo de abogados que trabajan en éstas grandes estructuras jurídicas, lo que sin duda también arrastró un buen puñado de votos a su favor. Asimismo, incorporó a María Segimón, en representación de otro colectivo que en los últimos años se ha sentido muy desprotegido frente a ciertos embites desde el mundo de la judicatura, como es el caso de los abogados que trabajan por cuenta ajena en grandes empresas, lo que sin duda despertó las simpatías hacia la canditatura por parte de muchos compañeros de este colectivo.

Alonso supo captar también el apoyo de la Asociación APROED, dirigida por Angel Juárez, muy crítica con la Junta de Gobierno saliente durante la pasada legislatura, muchos de cuyos miembros se integraron en la plataforma “Somos Abogados” y que también tiene su “público” y sus potenciales votantes, y por último, incorporó a su canditatura a dos profesores de la poderosa y prestigiosa institución de enseñanza ISDE, uno de ellos, Raúl Ochoa, habitual y valorado profesor del Centro de Estudios ICAM hasta que en la pasada “legislatura” fue “finiquitado” por la Junta de Gobierno saliente, tras la ruptura de relaciones entre dicha Junta e ISDE, institución que fue uno de los grandes protagonistas de la victoria electoral de 2012, y otro de los grandes ausentes en la canditatura continuista de Iscar, que parece haberse especializado en olvidar y “dejar por el camino” uno tras otro a los apoyos que impulsaron a la Junta saliente hacia aquella histórica victoria electoral, hasta quedarse sin ninguno de ellos. Con esos dos candidatos, Alonso atrajo para su canditatura todo el potencial y capacidad organizativa de ISDE, y la simpatía de muchos alumnos de dicha institución, que eran al mismo tiempo potenciales votantes.

Si a todos éstos ingredientes le añadimos la sabia batuta de Alonso,  figura bien conocida en los ámbitos jurídicos, caracterizada por el éxito, la capacidad de liderar grandes despachos,  y la ausencia de tacha alguna en su brillante y prestigiosa trayectoria profesional, y le agregamos una buena dosis de potencia económica y organizativa, y otra de ilusión en todos y cada uno de los candidatos y de las plataformas que les impulsaban, el resultado fue un cóctel magistralmente diseñado para la victoria.

Pensó seguramente el navegante y candidato a capitán, Iscar, que no era necesario seguir contando entre su tripulación con ciertos molestos e incómodos testigos, como es el caso de los representantes de ALTODO en la Junta ICAM, puesto que el voto del abogado de oficio podría captarlo igualmente revistiendo su nave de un cierto barniz “popular”, aun prescindiendo de la Asociación que contribuyó decisivamente a la victoria electoral de 2012 y que de forma leal y constante ha apoyado a la Junta durante casi toda la legislatura. Y se puso el candidato Iscar “manos a la obra” en la aplicación de ese barniz, ofreciendo unas “comisiones de trabajo” en las que integraría a diversas Asociaciones, anunciando su próximo reingreso (que por cierto no llegó a producirse) al Turno de Oficio que había abandonado hacía más de una década para dedicarse al mundo del arbitraje y la empresa, publicando un artículo en relación con una crítica a los abogados de oficio que apareció en el film Tadeo Jones haciendo seguidismo del comunicado previamente emitido al efecto por ALTODO, lanzando a algunos de sus espadas a una campaña de desprestigio y minimización del valor de la Asociación, e intentando apropiarse de forma descarada los éxitos y avances de éstos últimos años en la dignificación del turno de oficio, cuando lo cierto es que el artífice e impulsor de esas mejoras fue la Asociación ALTODO, por medio de su representante en la Junta de Gobierno, Begoña Castro Jover y en cumplimiento del pacto electoral de 2012 que así lo establecía. El error de Iscar fue “minusvalorar” a la Asociación y a su capacidad para movilizar voto, lanzando de forma reiterada en las redes el mensaje de que ALTODO solo representaba a sus asociados. Gran error, porque siendo cierto esto, nuestra Asociación ya ha demostrado en varias citas electorales que su capacidad para arrastrar voto no se circunscribe a sus centenares de asociados, sino que se expande hacia muchos otros compañeros del Turno entre los que goza de simpatías y prestigio aun cuando no hayan dado el paso de asociarse.

La realidad es que en los últimos tiempos los desencuentros entre ALTODO y la Junta de Gobierno saliente fueron cada vez más frecuentes, fruto del creciente desinterés y desapego hacia el Turno de Oficio que dicha Junta saliente venía demostrando, hasta el punto de votar en contra de que se debatieran proposiciones pro -Turno en las Juntas Generales presentadas por su propio socio de gobierno, ALTODO, no respondiendo siquiera a propuestas pro – turno presentadas directamente a la Junta de Gobierno, inasistiendo la decana al Congreso de Turno de Oficio de Toledo celebrado en 2017, al que sí asistió la Presidenta del CGAE, Victoria Ortega, o comparando la decana en la última Junta General ICAM al colectivo de abogados de oficio con el de “las mujeres morenas” como único argumento para desdeñar nuestra propuesta de que el inmueble del legado – Pedrol se destinara a crear un centro de negocios para abogados de oficio en lugar de venderse, y terminando con el casi nulo interés demostrado para que ALTODO siguiera formando parte de la canditatura continuista de Iscar, ofreciendo a última hora, con cierta desgana y cuando ya había tenido noticia de la existencia de conversaciones con Jose María Alonso, un único representante en la Junta de Gobierno, cuando en su momento la Asociación llegó a tener tres.

Ese desinterés y desapego hacia su leal socio de gobierno por parte de la Junta saliente ciertamente contrastó con el interés sincero de Alonso, hasta el punto de que, tanto ALTODO como su Diputada Begoña Castro, ya de por sí muy descontentos y desconectados en su última etapa con la Junta de Gobierno saliente, decidieron cambiar de barco, abandonando la nave de la canditatura continuista, y embarcando en el colorido y potente transatlántico de Alonso, pasando nuestra representante en aquella Junta de Diputada a Vicedecana y co- capitana de éste.

Pensó Iscar, seguramente también,  que bastaría para una nueva victoria con el caudal de voto de los colegiados satisfechos con las distintas secciones ICAM que se han ido creando durante éstos cinco años, varios de cuyos Presidentes han colaborado de forma sorprendentemente muy activa durante la campaña en favor del canditato continuista Iscar, y con el voto italiano que pudiera captarse a través de la Sección Italo – Española creada durante la pasada legislatura (son varios miles los colegiados italianos).

Pensó el candidato Javier Iscar, probablemente, que bastaría con el respaldo de la Decana en funciones, en mi opinión inapropiado, pues al no concurrir ésta al proceso electoral ni haber dimitido como tal Decana, debió, por puro decoro, haber mantenido la mas estricta neutralidad hacia todos los candidatos, resultándole muy difícil entender a quien suscribe el motivo de tan indisimulado interés en apoyar a uno de los candidatos.

Pensó Iscar, seguramente también, que la información y datos de colegiados obtenidos de forma todavía no aclarada, le otorgaba una ventaja frente a sus rivales electorales.

Despreció Iscar la fuerza creativa del colectivo de abogados jóvenes, muy críticos también con la Junta de Gobierno saliente por sus continuos desplantes, creyendo que bastaría para que los jóvenes abogados “mordieran el anzuelo” con vagas promesas de contar con ellos en la toma de decisiones, pese a no incorporar a un solo representante de dicho colectivo en su canditatura, y pese a haberles negado el estatutario derecho a estar presentes en las reuniones de Junta de Gobierno durante toda la etapa 2012/2017.

Errores de cálculo todos ellos que, probablemente le han costado las elecciones, porque si bien ambas canditaturas, la de Iscar y la de Alonso, coincidían en llevar representantes de grandes despachos y ambas captaron en mayor o menor medida ese perfil de votantes, la balanza se inclinó a favor de aquella canditatura que, además, supo contar de forma real y efectiva con los dos colectivos que habitualmente más se movilizan en período electoral: los abogados de Turno de Oficio, y los abogados jóvenes. Botón de muestra fueron las recientes elecciones del ICAIB, donde el candidato de ISDE concurrió en solitario y perdió por unos 300 votos de diferencia frente a la candidata oficialista; los que hubiera sumado de haberse aliado, por ejemplo, con ALTODO Cataluña.

Otras canditaturas, como la del Vicedecano y tesorero saliente, Manuel Valero, ex Presidente y  ex socio de ALTODO a raíz de ciertas discrepancias surgidas durante su mandato como Vicedecano y tesorero del ICAM, pretendieron  ganar las elecciones valiéndose exclusivamente del voto de un solo sector de la abogacía madrileña, el de los abogados de turno de oficio y de los pequeños despachos; Valero no logró captar el voto mayoritario del abogado de oficio, pese a presentarse como principal adalid y valedor de su defensa merced a varios libros publicados en las proximidades de la convocatoria electoral, permaneciendo dicho voto fiel a su Asociación más representativa, y tampoco logró captar suficientemente el voto del abogado descontento con la Junta de Gobierno saliente, pese a las denuncias penales interpuestas contra todos sus ex compañeros de viaje, cuya oportunidad espacio – temporal no fue interpretada en su favor por el colectivo, no sirviendo tampoco sus visibles y notorios actos de oposición a la Junta dentro de la Junta durante éstos años; los hechos han demostrado que, en un Colegio amplio y plural como el de Madrid, esa estrategia no es inteligente.

Y finalizando ya éste análisis, la tradicional canditatura de ALA (Asociación Libre de Abogados y Abogadas) corrió parecida suerte,  manteniendo su tradicional bolsa en torno a los 1.000 votos, pero aquí no podemos hablar de “fracaso” porque tiene el autor de éste artículo la sospecha o sensación de que ésta histórica Asociación realmente no ha deseado nunca ganar las elecciones, pues no parece que su vocación sea la de formar parte del Gobierno colegial, sino la de estar en permanente oposición a cualquier Junta, lo cual no es un reproche, ya que el suscribiente valora muy positivamente la tenaz,  documentada y permanente labor de oposición de dicho colectivo, considerándola muy necesaria para la transparencia y mejor gobierno colegial.

En Madrid, a quince de enero de 2018

Isidro Moreno de Miguel

Abogado. Adscrito al Turno de Oficio en Madrid

*Nota: Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a su autor.

 

 

 

 

Últimas noticias
Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore